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El nombre de «Bélgica» es, por una parte, muy antiguo y, por otra parte, muy reciente. El Estado de Bélgica data de 1830, pero Julio César ya lo usó para denominar algunas tribus de la Galia.

La Edad Media

Durante el pasado, el Brabante, que formó parte del Sacro Imperio Romano, tuvo un gran desarrollo al obtener la victoria en la lucha por la ruta comercial Brujas – Colonia (batalla de Woerinen, 1288). A partir de ese momento obtuvo muchos beneficios.

Lieja, de la mano de Notger (972) se convirtió en un obispado. En la época romana había llegado a su apogeo con la cultura del país del Mosa.

Durante años, el territorio de Bélgica estuvo repartido entre Francia y Alemania. Pero en el s. XV fue dominado por los borgoñones. El caso es que los príncipes de provincias como Flandes, Brabante, Henao, Namur, Limburgo, Holanda-Zelandia intentaron unirse bajo una sola dinastía. Felipe el Bueno fue el elegido (1419-1467) y más tarde llegó Carlos V (Sanción Pragmática, 1549). En estas provincias no había unidad en las tradiciones ni en las lenguas. Sin embargo había una misma cultura, una geografía en común y la misma dinastía. No fue suficiente. En seguida aparecieron las guerras de religión del protestantismo.

La separación norte-sur

En 1585, el norte y el sur se separaron. El norte era una república independiente y el sur se sometió al imperio español, aunque en el 1713 pasó a estar en poder de los austríacos (tratado de Utrecht).

Más tarde, Francia la ocupó desde 1795 a 1815. Hubo una serie de insurrecciones en el Brabante con unas reformas que quiso llevar a cabo José II, pero al cabo de poco los ejércitos revolucionarios franceses anexionaron las provincias belgas.

La independencia

El Congreso de Viena unió Bélgica y Holanda en el Reino de los Países Bajos, pero la revolución de 1830 llevó a Bélgica a la independencia. El primer rey fue Leopoldo de Sajonia-Coburgo. En 1865 le sucedió al trono Leopoldo II. Este reinó hasta 1909 y le sucedió Alberto. Al morir en 1934, le sucedió Leopoldo III.

Las colonias y las guerras mundiales

Bélgica siguió una política neutral con una gran expansión colonial hasta 1914 de la mano de Leopoldo II. A continuación, Alemania la conquistó en dos ocasiones.

Después de la II Guerra Mundial, Bélgica entró en el Benelux, la OTAN, la CECA y la CEE. Hoy en día es uno de los enclaves de la UE y una de sus grandes economías.

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